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FECOOPTEBA DIFUNDE

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Publicamos un documento de adhesión de la Federación a la continuidad del proyecto de INAES que trazó Mario Cafiero.

Los hombres pasan, sus obras y los proyectos colectivos consensuados deben perdurar

La gestión de Mario Cafiero al frente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) fue la plataforma de lanzamiento de un nuevo Instituto, una nueva etapa del organismo en la que se sintetizaron las expectativas del sector de la economía social. Se trató de una forma de construcción con eje en el sostenimiento de la producción a través de las cooperativas, mutuales y otras figuras asociativas, para dar respuesta al nuevo mundo pos-pandemia que le tocará afrontar a la Argentina; un puñado de ideas que no eran otras que las debatidas y proyectadas en cientos de encuentros organizados por mutuales y cooperativas a lo largo y ancho de todo el país; un lugar que ya se estaba incubando bajo el paraguas del Ministerio de Desarrollo Productivo.

Todo el sector sintió gran pesar por la desaparición de Mario Cafiero. El dolor recorrió de punta a punta el arco político y social del país, pero esta estructura con un norte ideológico político muy claro y concreto, fue diseñada en estos nueve meses por una cabeza que no pensó que se lograrían tan rápido los objetivos.

Mediante el trabajo de los colectivos, se puso la mirada en el armado y en las funciones de ese formidable equipo que consolidó en este corto tiempo esas metas. No cualquier persona, sino los que se necesitaba en cada puesto. No fue fácil poner esa estructura en acción, es un proceso que no se puede detener ni emparchar con nombres tirados al azar. Por eso, rápidamente, este INAES se puede poner de pie y tiene que continuar su camino hacia adelante; porque, además, en la punta de la pirámide están representadas las principales organizaciones y dirigentes del movimiento cooperativo y mutual de la Argentina.

Bajo la nueva conducción se logró que el INAES integre el Ministerio de Desarrollo Productivo, cumpliendo el viejo anhelo de este gran movimiento de no ser parte de una economía residual e integrarse a las políticas de desarrollo económico del país; el tercer motor, como le gustaba decir a Mario Cafiero. Fue él quien inició una ambiciosa estrategia de construcción de economía desde los territorios, con el programa de Mesas del Asociativismo y de la Economía Social en cientos de municipios, impulsando un inédito diálogo entre cooperativas, mutuales, sindicatos, clubes, asociaciones y organizaciones libres del pueblo con los distintos estamentos del gobierno; institucionalizó la participación de todo el campo de la economía social a través de la organización de 33 comisiones técnicas asesoras, donde participan decenas de dirigentes y técnicos especialistas en la materia; se puso al hombro la recuperación de Sancor; logró el acompañamiento en el Directorio de la representación más jerarquizada del movimiento cooperativo y mutual para dar fuerza a una política de promoción de la economía solidaria en todo el Estado; logró abrir un canal de diálogo sin antecedentes con el Banco Central de la República Argentina para avanzar en el desarrollo de las finanzas solidarias; encabezó con convicciones las reuniones de Directorio como nunca habíamos visto; logró una articulación histórica con el Ministerio de Desarrollo del Hábitat para fomentar un plan de vivienda con las organizaciones del sector; logró la implementación de un programa específico en Cancillería para el desarrollo de relaciones comerciales del cooperativismo en el mundo; inició una revisión de las resoluciones del INAES, logrando en pocos meses varias decisiones largamente esperadas; impulsó una actitud innovadora para pensar nuevos modelos asociativos, como las cooperativas de servicios múltiples, cooperativas simplificadas para la agricultura familiar y monedas transaccionales de la economía social; organizó un Banco de Proyectos para dar respuesta a todas aquellas carpetas que le acercaban emprendedores de todo el país; inició un sistemático proceso de rehabilitación de cooperativas cuyas matrículas habían sido suspendidas; organizó un área de estadísticas; organizó un área de equidad de género como parte del organigrama del Instituto; modificó resoluciones para adaptar el funcionamiento institucional frente a la pandemia del coronavirus; peleó para que los programas de asistencia frente a la emergencia sanitaria llegaran a las cooperativas; avanzó en un programa de trabajo conjunto con el INTA y el SENASA para la promoción de la Agricultura Familiar; participó de innumerables espacios de diálogo en el Congreso de la Nación, universidades y organizaciones de la comunidad, siempre construyendo consensos, aún con adversarios políticos, con lucidez, respeto y un compromiso reconocido por todos.

Toda la comunidad de la Economía Social y Solidaria desea fervientemente que sea preservado no sólo ese espíritu que imprimiera Mario Cafiero sino también su mirada estratégica para la construcción amplia y democrática de la institución que, como nunca antes, profundizó la promoción de la economía con rostro humano.

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